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Hace pocos días los Estados Unidos celebraron el Día de la Independencia con fuegos artificiales, desfiles y barbacoas, sin duda una fecha muy importante que celebrar, pero para muchos inmigrantes, el 4 de julio fue particularmente especial. Faviana Franco de Zuñiga, quien nació en Guanajuato, México, tuvo muchas razones para celebrar este año. Después de doce años de vivir en los Estados Unidos y varios intentos de convertirse en ciudadana naturalizada de los Estados Unidos, finalmente obtuvo la aprobación la semana anterior al 4 de julio y se prepara para hacerse ciudadana el 17 de julio.

Faviana vivió gran parte de su vida en México, donde crió a sus 15 hijos. Ella tenía nueve niños y cuatro niñas. A medida que crecieron, algunos de sus hijos emigraron a los Estados Unidos. Tras la muerte de su esposo, decidió unirse a su hija, Veronica y sus nietos, haciendo de Carolina del Norte su nuevo hogar.

Faviana nunca aprendió a leer o escribir su idioma nativo y le resultó muy difícil vivir en los Estados Unidos. Sin embargo, ella completó su solicitud de naturalización con la ayuda del Programa de Inmigración de Caridades Católicas en el Centro la Comunidad en Burlington.

Caridades Católicas de las Diócesis de Raleigh tiene representantes acreditados del Departamento de Justicia que ayudan con tareas como ayudar a inmigrantes y refugiados a solicitar tarjetas de residencia y ayudar a las personas a navegar el complicado proceso de naturalización para convertirse en ciudadanos de los Estados Unidos.

El camino para convertirse en ciudadano no es corto ni fácil. Para Fabiana, el proceso fue aún más difícil debido a su edad y dificultades médicas. Faviana comenzó su proceso de naturalización hace tres años. Ella recuerda cómo le pidió ayuda a su hijo y lo nerviosa que estaba durante su primera cita.

Faviana reprobó el examen dos veces, pero nunca perdió su fe, ni su deseo de convertirse en ciudadana de los Estados Unidos. A través del arduo trabajo de su especialista en inmigración, Luisa Martin-Price, Faviana finalmente pudo superar el proceso de solicitud.

Como ciudadana de los EE. UU., Faviana espera su nueva capacidad para votar y participar más plenamente en la vida en el país que ahora llama su hogar.

“En el caso de Faviana, el hecho de que ella quiera ser ciudadana para ejercer su derecho al voto es un incentivo muy grande para mí. Además, ella ha vivido aquí por muchos años. Toda su familia vive aquí. Para ella, este es su país “, dijo Luisa.

“Lo que más me gusta de mi trabajo, como dice el refrán: ‘No le damos el pescado a una persona, sino que le enseñamos a pescar’. El hecho de tener un permiso para trabajar, como una licencia, y la tranquilidad en su hogar es algo tiene precio “, concluyó Luisa.

Favina sonríe con orgullo ahora porque convertirse en ciudadana es su sueño hecho realidad. Hoy es ella quien invita y alienta a otros inmigrantes elegibles a que también den los pasos necesarios para convertirse en ciudadanos. “Amo a México, pero también amo a los Estados Unidos, porque es donde vivo.”